Soltando las expectativas.
El día que decidí mandar “Al carajo con las expectativas” todavía no era mamá, pero ya estaba cansada de cargar con las expectativas que me había apropiado inconscientemente.
Cuando somos pequeños escuchamos que “las niñas buenas no se enojan” o que una “buena madre se desvive por sus hijos” pero me pregunto ¿cuál es el costo de cargar estas expectativas? ¿realmente se puede vivir sin enojarse o vivir únicamente para los hijos?.
En mi caso, he descubierto que el costo es demasiado alto, además estas no son las unicas expectativas que se me han impuesto y que yo misma he apropiado; La lista es infinita y sin duda una de ellas incluye el querer “ser perfecta“.
Aclaro que no es que alguien llegó a decirme “tienes que ser perfecta“ y que yo respondí “¡sí, claro!“ más bien ocurre de manera implicita, pero por ahora no voy a profundizar en eso. El punto es que podemos pasar la vida tratando de perseguir expectativas inalcanzables.
Ser mamá me ha dado la oportunidad de identificar las expectativas que ya no quiero cargar, también me ha dado la oportunidad de tomar acción para lograr lo que quiero transformar.
Hoy, recuerdo que...
- No soy perfecta ni quiero serlo; Sí, reconozco lo que puedo mejorar y doy pasos para lograrlo.
- Yo no quiero ocultar mis emociones, aún cuando estoy enojada o frustrada. Sí, me hago responsable de ellas y busco la manera de expresarlas sin lastimara otros.
- Hay momentos en los que siento que no puedo más y se me agota la paciencia. Sí, estoy dispuesta a reconocer mis propias limitaciones, soy humano.
- Tampoco quiero ponerme en último lugar en mi lista de prioridades. Sí, merezco darme un tiempo para nutrir mi mente-cuerpo-corazon.
Ahora cuéntame,
¿Cuáles son las expectativas que te gustaría hacer a un lado?
Me encantaría escuchar tus comentarios y reflexiones.
Paulina Lua.